¡Anectodas de Guardia parte 1!
- Isra al rescate
- 4 mar
- 2 Min. de lectura
Era una tarde tranquila… demasiado tranquila. Hasta que, de repente, mi móvil sonó con la desesperación de alguien que acaba de ver un fantasma en el baño.
— ¡Tienes que venir YA! —gritó una voz al borde del colapso—. ¡Los WC se han vuelto locos! No paran de echar agua, esto es peor que el Titanic.

¡Madre mía! ¡Un apocalipsis de inodoros! Me imaginé a los retretes escupiendo agua como fuentes de Las Vegas, arrasándolo todo a su paso. Agarré mis herramientas (y un bocata, porque nunca se sabe cuánto puede durar una misión) y salí disparado como si fuera a salvar el mundo.
Llego al sitio, abro la puerta del baño con el dramatismo de un detective en una escena del crimen, y… nada. Ni una gota. El suelo más seco que chiste de cuñado. Ni rastro de la catástrofe hídrica anunciada.
Extrañado, llamo al hombre que me alertó de la emergencia.
— Oye, estoy aquí, pero no veo ni una sola gota de agua. Esto está más seco que una reunión de cactus.
— ¡Espera, espera! ¡Voy para allá y te lo muestro!
Al rato aparece, con la determinación de quien está a punto de demostrar una teoría revolucionaria. Entra conmigo al baño, me mira fijamente y me dice:
— Mira, mira… Espera… Ahora verás cómo sale agua.
Me cruzo de brazos, lo observo con curiosidad, y ahí está él, acercándose lentamente al WC como si estuviera en un documental de Discovery Channel sobre depredadores peligrosos. Un paso más… otro paso más… ¡y ZAS! ¡El inodoro suelta un chorro de agua como un geiser!
Él pega un salto hacia atrás, con los ojos como platos.
— ¿Lo ves? ¡Están POSEÍDOS!
Y ahí es cuando no aguanto más. Me seco una lágrima de risa y le explico, con toda la paciencia del mundo:
— Hermano… Son sensores. Se activan cuando te acercas.
El silencio que vino después se sintió en toda la galaxia. El hombre se quedó paralizado, con la misma cara que pone alguien cuando se da cuenta de que lleva cinco minutos buscando el móvil… con el móvil en la mano.
No sabía si reír, llorar, o pedir asilo político en otro país.
Yo, por supuesto, aproveché la oportunidad:
— Menos mal que me llamaste, eh… Con otro par de descargas igual llamabas a los Cazafantasmas.
Desde ese día, cada vez que entra a un baño con sensores, lo hace en modo sigiloso, deslizándose como un ninja para no activar nada sin querer. ¡Un héroe caído en combate contra la tecnología! 😂